El día de la gran nevada me pilló en un refugio de montaña. Un refugio que estaba cerca del pueblo pero lo suficientemente lejos para que no llegara cobertura más que por satélite. Al lado del refugio pasaba un río que iba al valle y Fran, el propietario, decía que sus aguas se llevaban la prisa y la mala energía de las personas que allí se hospedaban.
La naturaleza nos enseña a parar y, aunque nos cueste a veces hacerlo, es algo muy necesario. Las fotos maravillosas, dan ganas de ir a visitar el lugar.
La naturaleza nos enseña a parar y, aunque nos cueste a veces hacerlo, es algo muy necesario. Las fotos maravillosas, dan ganas de ir a visitar el lugar.