Estoy intentando volver a instaurar el hábito de, al menos una vez en semana, bajar a una de las cafeterías del barrio. Libreta y boli en la mochila y en mis auriculares, la lista de Blow me away sonando. Poner el móvil en “no molestar” y sumergirme en la escritura. Tal y como hacía hace unos 9 años. Entonces siempre llevaba una pequeña libreta negra conmigo en la que garabateaba cada pensamiento, cita o reflexión que leía o se me pasaba por la cabeza, profundizaba y divagaba en ello. No sé porqué dejé de hacerlo.
El pasado miércoles en una de estas citas conmigo misma, escribí esta reflexión que en realidad llevo mascando ya un tiempo. Un poco más tarde lo compartí en threads, seguí tirando del hilo en casa y hoy me gustaría dejarla aquí, por si a alguien le remueve también y se anima a compartir-se.
Creo que es muy fácil quedarse encasillada en el personaje que nos creamos detrás de la cámara y acabar haciendo una y otra vez, las fotos que los demás esperan ver de esa persona que ya no somos.
Pensé que, del mismo modo que en muchas ocasiones actuamos como nuestro entorno inmediato esperaría de nosotras, también fotografiamos y mostramos las fotos que “nuestro entorno” (seguidores, algoritmo, etc.) esperan de nosotras. Y que esto, ceñirnos a hacer lo que pensamos que será mejor aceptado, acaba levantando 4 muros entorno a nuestra creatividad.
En el ahora más próximo podemos referirnos a las redes sociales como ese organismo que nos alienta o reprime a crear de una manera u otra. Pero esto me llevó a reflexionar; de pequeña, ¿cuántas cosas dejé de hacer como las hacía porque no obtuve el reconocimiento de mis padres, profesorxs o compañerxs?
¿Para quién las estaba haciendo entonces?
¿Para quién estoy fotografiando hoy realmente?
Cuando hago fotografías, ¿es porque me inspira a expresarme como fotógrafa?, ¿porque creo que va a funcionar “allá afuera”?, ¿porque esa foto seguirá la coherencia de todas las que tengo en mi feed?
Admiro profundamente a las personas que pueden contestar a estas preguntas con un “Fotografío para mi” alto, seguro y sincero. Porque hoy me doy cuenta de que algunas de mis mayores limitaciones artística son mi mente y esa necesidad de aprobación para seguir adelante.
Obviamente, ¿a quién no le gusta recibir elogios por su fotografía? La trampa aparece cuando empezamos a darle demasiada importancia a la retroalimentación externa. Entonces será muy fácil caer en eso de hacer fotos específicamente para buscar el reconocimiento de los demás - *esto es una nota mental
Cada una de nosotras tenemos una visión propia por lo que, ¿cómo vamos desarrollar nuestra perspectiva individual si dejamos que las demás personas/máquinas se involucren constantemente en nuestro proceso a la hora de tomar decisiones?
Darnos la aprobación y el reconocimiento a nosotras mismas debería ser el gran paso. Tirar esos 4 muros. Observarnos y permitirnos cambiar, abrazar lo que creamos y liberarnos de lo que ya no queremos seguir haciendo porque no resuena con nuestro yo de hoy.
Fotografiar lo que nos salga de las entrañas.
♥︎
Hola! Disfrute enormemente tu reflexión. Es algo en lo que he pensado mucho en los últimos años. He pasado por diferentes etapas como fotógrafa y en una de ellas me perdí mientras intentaba darle gusto a los demás. Fue un gran aprendizaje.
¡Qué reflexión tan importante! Creo que sería una muy buena idea leer tu reflexión cada cierto tiempo para hacerse las preguntas adecuadas y ver si estamos fotografiando para nosotros o para los demás. Gracias por compartir tus palabras