En este momento en el que escribo me encuentro en mitad del parque natural de Redes en Asturias, rodeada de montañas, ríos y bosques (hoy no es sábado, porque el día que quiero mandar esta carta, no sé dónde estaré ni si tendré red). Vine aquí a fotografiar un proyecto precioso (lo compartí en Instagram) y me quedaré por la zona un tiempo a explorar y desconectar.
Ayer de casualidad, mientras me movía en búsqueda de cobertura, vi un ciervo con astas enormes pastando en un prado cercano, ajeno a todxs lxs que nos encontrábamos en el camping de al lado (nadie más lo vio).
Como imaginarás, cuando viajo siempre llevo la cámara encima. Aunque no soy de esas personas que hacen fotos todo el rato, sí necesito registrar mis pasos, porque los recuerdos son preciosos… pero con el tiempo sé que me traicionarán.
Y el hecho de llevar este aparatito tanto tiempo conmigo, me ha enseñado a mirar a mi alrededor con más pausa y detalle. Ver y vivir cosas que con la prisa, pasarían desapercibidas. Como aquél ciervo.
El caso es que yo me pasaba por aquí porque desde hace unos años, agosto es para mí un mes especial. ¿Sabes por qué? porque el lunes 19 se celebra el día de la fotografía. Este día, hace nada más y nada menos que 185 años, se presentó oficialmente el Daguerrotipo, considerado como el primer proceso exitoso de la historia para tomar fotografías.
Con esto en la cabeza hoy me hacía muchas preguntas…
¿Cómo sería nuestra vida sin fotografías? ¿qué recordaríamos?
¿Cómo contaríamos nuestra historia?
¿Cómo nos acercaríamos a eso que no conocemos y no podemos ver en primera persona?
¿Cómo mostraríamos al mundo cómo vemos, cómo sentimos?
Obvio que podríamos escribirlo, podríamos pintarlo, podríamos escenificarlo pero, me cuesta tanto imaginar estos viajes temporales, sensoriales e interiores sin imágenes…


Cuando conocí la fotografía, me enamoré de ella por un compendio de cosas. Me atrapó porque me hace conectar de forma muy visceral con aquello que tengo delante de la cámara, me ayuda a hablar sin hablar, a viajar en el tiempo con cada imagen, a volver a la naturaleza y las sensaciones de esos momentos…
Realmente me parece algo mágico lo que ocurre al hacer una foto y al verla tiempo después, por eso creo que ese día, el 19 de agosto, hay mucho que celebrar… y ya te adelanto que lo vamos a hacer 😌
El próximo jueves 15 te cuento con más detalle cómo fue mi acercamiento a esto de hablar con imágenes, pero antes, me gustaría saber de tí que como yo, amas la foto.
Cuéntame,
¿qué es lo que te enamoró de la fotografía? ¿Qué te hizo engancharte a ella? ¿Qué significa para ti?
Contesta a este email o en los comentarios de la app, me encantará leerte :)
Leer esta carta me ha hecho echar de menos esa parte de mí que respiraba fotografía a todas horas. Me enamoré de la fotografía porque me ayuda a captar instantes y a prestar atención a lo que me rodea. Gracias por tus cartas inspiradoras.
Una persona muy especial en mi vida me enseñó la magia de la fotografía y traer al presente memoria del pasado. Justamente ayer en nuestras reuniones familiares llevo los álbumes de fotografías que disfrutamos todos. Esa pasión se quedó en mi alma y se convirtió una maravillosa herramienta en mi arte de crear libros de artista, y en mi arte y mi obra en general. Algún día me apuntaré a alguno de tus talleres... Un abrazo.