Hace tiempo que reconocí que mi proceso es lento más lento de lo que exige últimamente la vida. Identificarlo fue reconocer de dónde viene una parte de esa frustración: “no llego”, que tiene también mucho que ver con otra: “no es suficiente”.
Conforme he ido compartiendo este sentimiento con más personas, vaya, la sensación es colectiva.
¿Y si fuera precisamente esa lentitud, esa pausa, lo que me permitiera llegar a donde realmente quiero llegar?
Qué locura…
Andamos mutando y transformándonos todo el tiempo, las transiciones a veces simplemente fluyen. Otras veces toca derrumbar el rumbo y detener la inercia para poder pensar y ver hacia donde queremos dar el siguiente paso, qué queremos proyectar (hablo de fotografía y no hablo de fotografía).
Quizás mi mayor trabajo del último año (…más de un año) ha sido el de construir (o recuperar, más bien) un espacio y una manera en donde lo inconsciente, lo ordinario y lo salvaje pueden convivir y expresarse. Ese punto de partida desde el que crear.


Dejar de lado esa eterna y frustrante búsqueda del estilo fotográfico, esa que todxs lxs que nos expresamos por este medio compartimos de una forma u otra. Dejar de buscar, porque esto no será algo que se pueda casualmente encontrar por la calle, comprar o diseñar de un día para otro. Dejar de buscar EL preset, EL color, EL carrete para parar un ratito a observar y reconocer-nos. Tomar un tiempo para entender el terreno del que beben nuestras raíces y preparar esa tierra, para que a partir de ahí pueda germinar de forma coherente en nuestra mirada: lo cultivado, lo silvestre y lo atávico.
Dejar de buscar fuera lo que ya tenemos dentro.
Cultivar nuestra cultura visual, sí, pero de forma selectiva.
Profundizar en eso que nos hace cosquillitas en las tripas y en los ojos. Ciertas obsesiones ayudan a desarrollarnos.
Hacer menos, más lento, con más mimo.
Integrar las sombras como parte indispensable del proceso. Así como el fallo, repetirlo hasta hacerlo propio.
Jugar, porque sí.
Recuperar los anhelos y los deseos.
Atrever a compartirnos y mostrarnos sin censuras.
El otro día vi que ya somos más de 900 personas por aquí ✨ gracias por el amorcito y por compartir los textos que os resuenan.
Si acabas de llegar por aquí, verás que reflexiono bastante sobre nuestra relación con la fotografía, el entorno y nosotrxs mismxs. A veces por separado y otras todo junto. A veces las reflexiones serán incompletas o erráticas. En ocasiones, habrá más palabras que imágenes, otras más imágenes que palabras. También es posible que durante un tiempo no te llegue nada porque estaré haciendo nada o haciendo demasiadas cosas, o en el mejor de los casos, caminando por algún bosque.
La naturaleza, la escritura y la foto son mis vías de escape de ida y vuelta. Lo que hace un tiempo descubrí que me ayuda a evadirme, a parar y entender lo que miro y conectar de alguna manera con ello. Si a ti también te sirve, quédate.
Feliz año, Mei. Te deseo un excelente ciclo y viaje por este 2025. Y gracias por deleitarnos con tu mirada. Me sumo a esa tribu que anhela y necesita como respirar, vivir muuuucho más lento, andar mucho más despacio. A la velocidad de la eternidad, que se mueve en otra escala. Hoy, esas aves volando, me atraparon y me ayudaron a desacelerar. No sé si serán gaviotas… pero son preciosas. Casi que intenté conectar con la mirada de una de ellas, la que vuela más arriba. Intimamos gracias a tus ganas de observar la belleza del mundo, y regalarnos este trocito de eternidad. 🫶😉
Estoy sentada al sol, tomando café, viendo el mar y leyéndote. No puede haber muchos planes mejores. Subrayo “dejar de buscar fuera lo que ya tenemos dentro”. Te abrazo lento y fuerte ✨