¿Cuántas pisadas se necesitan para crear un camino?
y otras preguntas que no sé responder
Con el tiempo, me he dado cuenta de que no se me da bien ir recto. Los pasos de peatones siempre los cruzo en diagonal, en dirección hacia donde giraré una vez llegue a la acera contraria. Rozando los márgenes la mayoría de la veces, o simplemente atravesando la calle por donde estos no existen, pero deberían existir.
Hace tiempo descubrí el proceso de trabajo de un paisajista de cuyo nombre no me acuerdo (porque las caras se me dan genial, pero los nombres no los recuerdo nunca). Esta persona cuando diseñaba y creaba un nuevo jardín público, evitaba en un primer instante marcar en la hierba los senderos por los que “debería” caminar la gente. Inauguraba el parque sin caminos y esperaba un tiempo a que fueran los viandantes los que marcaran con sus pasos, las direcciones que realmente necesitaban y querían tomar al cruzar el jardín. Una vez pisada la tierra y formados los carriles por esas querencias, entonces sí, se asfaltaban. Esto en realidad tiene un nombre, “Desire path” o caminos sociales (caminos de deseo me gusta mucho más).
Cuando vas a un espacio natural es muy fácil ver estos caminos de deseo, a veces anchos y pronunciados, otras casi invisibles, camuflados entre la maleza, como esos deseos que todxs ocultamos. Si andamos con atención, allí también veremos las vías que los animales crean como caminos de huida o las sendas que llegan hasta puntos clave, como fuentes de agua.
¿Cuántas pisadas se necesitan para crear un camino?



En este proceso, pensaba yo, siempre habrá alguien que abrirá la vereda, luego será una gran mayoría la que la reforzará con sus pisadas y otras pocas personas, harán a partir de ese camino principal, ramales secundarios.
¿Cuántos caminos hemos iniciado a lo largo de estos años? ¿Cuántas veces hemos seguido la senda que han abierto otras personas? ¿Cuándo llega el momento de salirse y abrir la tuya?
Andar campo a través tiene un punto de aventura, riesgo e incertidumbre. No creo que sea para todo el mundo, no creo que sea para todos los momentos.
Andar sobre pisado tiene un punto de inercia, riesgo e incertidumbre. No creo que sea para todo el mundo, no creo que sea para todos los momentos.
Cuando tomamos un sendero ya hecho, ¿sabemos realmente donde llega?, ¿hasta qué punto lo seguimos a ciegas?


¿Por qué nos gusta tanto coger caminos que van hacia arriba si sabemos que llegado un momento, tendremos que bajar? ¿Será porque en estos tenemos la certeza de que acabarán?
Pasa algo también con el terreno por el que caminamos, y es que cuanto más se pisa, cuánto más se aplasta y se apelmaza un trozo de tierra, nada nuevo crece en ella. ¿Tiene sentido seguir recorriendo un sendero yermo? ¿Se puede revertir un camino profundamente marcado?
Cuando veo estas sendas siempre me parecen cicatrices en la tierra, marcas de huellas que arrastran decenas, cientos y miles de historias que nunca conoceremos pero que nos llevaremos pegadas a la suela de nuestras zapatillas.
¿Cuántas historias recorreremos? ¿Cuántas historias nos recorrerán?
Miro mi archivo fotográfico y me encuentro con muchas, muchísimas fotos de caminos de deseo. Hechas mucho antes de saber que se llamaban así, hechas sin saber muy bien por qué.
Quizás fuera para que, llegado el momento, me hiciera todas estas preguntas aunque no las supiera responder.
Cuando camino por algún sendero en el monte a menudo me pregunto cuánta gente habrá pasado por allí a lo largo de los siglos o cómo sería recorrerlos en otras épocas. Seguramente algunos son más antiguos que las catedrales.
Muy buenas reflexiones.
Me parece fascinante la manera de preguntarte y reflexionar desde cosas tan "simples" que a muchos les pasa desapercibido o tal vez se les antoja banal y absurdo.
Sin duda alguno de los caminos que dejas con tu propio paso me resulta interesante de ver a dónde va, a dónde vas.
Gracias por compartirte 🖤🖤🖤